martes, 17 de julio de 2012

Colgando de la brocha

Los traidores de oficio terminan traicionando hasta a sus propios principios. La fallida revolución ya no da para más. Corrupta medularmente, disfuncional y dirigida por un enfermo terminal no tiene muchas probabilidades de sobrevivir mas allá de un muy corto plazo. Se acabó el tiempo,  la revolución va a morir con Chavez,  y el inefable felón traicionará (otra vez) a todo y a todos Pais, pueblo, militares, compañeros de lucha. Tal es el grado de la felonía que implica traicionar a todos. Incluida la propia revolución.

Merecen lo que les pueda pasar, pero los secuaces del comandante parecen no advertir la movida, parecen sobrepasados por la situación.A semanas de un inminente desenlace los aturdidos cortesanos todavía creen (mas bien necesitan hacerlo)  en la palabra del líder. Se les hizo tarde y ahora están en manos de un traidor desahuciado. Chavez en su última traición les va a patear la escalera y quedarán colgados de la brocha.